El libro es obsesivamente minucioso. Sigue el contorno, las figuras, las formaciones de luz y sombra en largos versos y largos poemas. Mattoni es de un tiempo en que la poesía se ha parado a mirar los objetos: la vida de los seres entre objetos manufacturados -lo que llamamos realidad, puesto por delante de lo que llamábamos poetización de las cosas-. Y con toda su insistencia en el detalle, y con toda su carga de interrogación sobre lo realmente, verdaderamente sucedido, como el detective de su novela negra, como cualquier detective, Mattoni compone una historia sentimental. O una visión sentimental de la historia sin sentimentalismos.